Soledad Rebellón Castro
Aunque la soledad no me asusta me gusta que me llamen Sole, porque me encanta la rima y Sole rima con ole. Yo me siento Trianera a San Juan de Aznalfrache vine por un motivo y me quedé por otro. Aquí conocí al padre de mis hijos, él era sanjuanero, él se mudó y yo aquí me quedé, fíjate ironías de la vida. Encontré trabajo y pude sacar a mis tres hijos adelante, sigo trabajando porque no me ha tocado la lotería, qué más quisiera yo.
Llevo treinta años en San Juan y sigo comprando en las tiendas del barrio aunque con el paso de los años he visto el cierre de tantos comercios, que me invade la tristeza y me vienen aquellos recuerdos. Tengo la suerte de tener vecinas de antaño y seguimos la costumbre de sacar las mecedoras en verano para charlas al fresquito por la noche. Cuando alguien necesita de mí o me pide ayuda soy incapaz de negarme, me dicen mis hijos y hasta el tendero de mi barrio que no tengo remedio que hasta de mi cesta de la compra comparto.
Una de las buenas costumbres que tenemos entre las vecinas y que por suerte no hemos perdido es la de preguntarnos que tenemos de comer ese día y nos intercambiamos, por ejemplo, puchero por papas con carne.
He aprendido a vivir bien mi presente acorde con mi día a día, de esos momentos qué más disfruto y no tienen precio es cuando tomo cafelito con mis amigas, ¡buenos bares tiene mi San Juan!
Con 57 años que tengo os digo que todo lo que hemos conseguido por la libertad de expresión, igualdad, visibilidad LGTBI, matrimonio igualitario y tanto por luchar… ¡Ni un paso atrás! He corrido tanto delante de los grises, que de volver atrás, le digo a los jóvenes, ni para coger impulso.